La plataforma de crowdfunding Panal de Ideas permite no sólo aportar dinero, sino también asesorías, trabajo o cosas. Por ejemplo, un ropero.
Por David Cornejo
En Argentina el crowdfunding surgió en 2011, en un contexto de economía complicada. Por eso, el concepto de financiamiento colectivo no siempre se tradujo en dinero. “Nos pasaba que lo último que aparecía era la plata”, comenta Patricio Sabatini, director de comunicaciones de Panal de Ideas. “Y lo primero que llegaba era gente que decía: ¿cómo puedo dar una mano?, o que mencionaba: tengo un equipo, si lo necesitas pedímelo”. Así surgió la idea de una plataforma que no sólo te permite aportar con tu dinero, sino también con tu tiempo. Eso, a través de lo que en la plataforma argentina denominaron Voluntariado.
Se autodefinen como la primera plataforma del mundo que combina el crowdfunding con el crowdsourcing. Este último, un término acuñado por la revista Wired para definir la creación de equipos de trabajo vía web, con colaboradores y voluntarios. Al comenzar esta plataforma en 2012, el equipo de Panal de Ideas ya tenía experiencia en gestión cultural. Sabían lo duro que en América Latina puede ser conseguir dinero para cultura. Y lo habitual que es lograr que tus amigos se animen a ayudar. Por eso, desde el inicio permitieron que, además de la posibilidad de aportar dinero, se pudiese colaborar con trabajo, cosas o nuevas ideas para cada proyecto.
La plataforma funciona con un modelo de recompensas y con un enfoque exclusivamente en el área cultural. Desde su inicio, Panal de Ideas ya ha gestionado el financiamiento de 245 proyectos. Y de esa cantidad, 190 han contado con colaboraciones de Voluntariado. Un ejemplo es el documental Extremos, sobre los habitantes originarios de la zona más austral de Sudamérica: los Selknam de Tierra del Fuego. Es obra de la productora argentina Primerísimo Primer Plano y, además de conseguir más de US$ 3 mil para financiar la película, realizaron todo el diseño gráfico a través del Voluntariado.
Bajo el lema “El dinero no debe ser la única forma de colaborar”, la plataforma permite gestionar recursos como fotógrafos, editores, equipos, locaciones, asesoramiento, o “cualquier cosa que consideres necesaria para llevar adelante tu proyecto”, según explican en su sitio web. Hoy, la plataforma cuenta con 397 voluntarios que se ofrecen para colaborar. “Además, cada proyecto puede hacer un pedido público de cosas que necesiten”, dice Sabatini. “Si es una obra de teatro y necesitan un ropero para hacer la escenografía, lo pueden pedir”.
Entre los ejemplos de voluntarios están el guitarrista Seba Tombolato, que ofrece componer música para cine, Luli Cano, que propone repartir volantes y Vanesa Pressel, que promete asesoría jurídica. “El que necesite ayuda con la redacción de algún contrato para su proyectos, preguntar sobre el marco legal, o lo que necesite, chifle!”, dice Pressel en la plataforma. Por otra parte, en cuanto a financiamiento, la plataforma también tiene un sistema sui géneris: no cobra una comisión, sino que cada proyecto puede donar el monto que desee.