Las hembras pueden poner hasta 300 huevos durante su vida, mientras que un insecto adulto puede consumir el equivalente a su propio peso en alimentos frescos por día, o aproximadamente dos gramos.
Un pequeño enjambre come en un día la misma cantidad de alimentos que 35.000 personas. El impacto devastador que las langostas tienen sobre los cultivos es una gran amenaza para la seguridad alimentaria, especialmente en zonas que ya son vulnerables.
Se cree que las medidas de control, de alerta temprana y prevención de la langosta fueron importantes en la disminución de la frecuencia y duración de las plagas desde 1960. Sin embargo, en la actualidad el cambio climático genera fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes e imprevisibles, lo cual plantea nuevas interrogantes sobre la forma de abordar la actividad de las langostas.
La FAO opera un Servicio de Información sobre la Langosta del Desierto que recibe datos de los países afectados. Estos son analizados periódicamente junto con información e imágenes satelitales sobre el clima y el hábitat con el fin de evaluar la situación, brindar pronósticos hasta seis semanas por adelantado y emitir alertas.
El servicio también lleva a cabo misiones de evaluación de campo y coordina operaciones de análisis y control, así como la asistencia en situaciones de emergencia. Sus tres comisiones regionales proporcionan capacitación periódica y fortalecen las capacidades nacionales en este sentido.
Un año desastroso
2015 fue un año desastroso para Yemen, donde viven 27 millones de personas en una superficie aproximada de 528.000 kilómetros cuadrados. El recrudecimiento de la insurgencia hutí y los bombardeos de las fuerzas lideradas por Arabia Saudita destinados a erradicarla provocaron un desastre humanitario en el país más pobre de la península arábiga.
Después, en noviembre, la peor tormenta en décadas afectó las regiones costeras, lo que provocó inundaciones y el desplazamiento de miles de habitantes.
La agricultura equivale a 7,7 por ciento del producto interno bruto del país, aunque en el pasado llegó a generar entre 18 y 27 por ciento del total. Ese porcentaje se redujo debido a la emigración de la mano de obra rural, entre otras causas.
Sin embargo, la mayoría de los yemeníes trabajan en la agricultura. El sorgo es el cultivo más común, junto con el algodón y árboles frutales, de los cuales el mango es el más valioso.
Un año después de que se desatara el conflicto armado en Yemen, decenas de miles de habitantes murieron o fueron heridos, 10 por ciento quedaron desplazados y casi toda la población tiene urgente necesidad de ayuda, declaró Jamie McGoldrick, el coordinador humanitario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el país, el 22 de marzo.
“Ha sido un año terrible para Yemen, durante el cual una guerra salpicada de ataques aéreos, bombardeos y violencia causó estragos en el país de por sí empobrecido”, añadió.
Los bombardeos de puertos y aeropuertos, que provocan bloqueos y congestión, están entre las causas de la crisis humanitaria, declaró McGoldrick. Los trabajadores de la salud no pueden llegar a los pacientes y un 90 por ciento de la comida debe importarse, sostuvo.
“El país tenía niveles sumamente altos de pobreza antes de la guerra, y en la actualidad, la guerra se intensificó, en un entorno de por sí frágil”, destacó el funcionario.
La guerra mató a unas 6.400 personas en el último año, la mitad de ellas civiles, más de 30.000 están heridas y 2,5 millones desplazadas, según cifras de la Organización Mundial de la Salud.
Y más de 20 millones de personas, u 80 por ciento de la población, requieren de algún tipo de ayuda. Cerca de 14 millones de habitantes necesitan alimentos, y aún padecen escasez de agua o saneamiento.
La ONU pidió 1.800 millones de dólares para cubrir las necesidades de alimentos, agua, servicios sanitarios, vivienda y protección, pero solo 12 por ciento fue financiado hasta el momento.
Bettina Lüscher, funcionaria de comunicaciones del Programa Mundial de Alimentos, dijo recientemente en Ginebra que la escasez obligó a la agencia a reducir el contenido de sus raciones a 75 por ciento del habitual para que suficientes personas pudieran comer.
“Yemen no debe ser olvidada, ahora que toda la atención se centró en la crisis de Siria”, exhortó.
Traducido por Álvaro Queiruga