En países con México, Argentina y Chile, ya es posible prestar dinero a nuevos emprendimientos, con la promesa de mejores tasas que los bancos.
Por David Cornejo
Ser emprendedor latinoamericano no es fácil. A menos que tengas un papá millonario, ser rechazado por ejecutivos bancarios es parte de tu karma diario. Y si tocas fondo, puedes terminar pidiendo préstamos a pandilleros en un callejón. O empeñando el anillo de la abuela. Sin embargo, no todo es oscuridad, ya que en la región se abrió una nueva opción: los préstamos vía crowdfunding.
Es una versión de este modelo de financiamiento colectivo. Consiste en unir a gente que necesita dinero con personas que lo tienen y quieren hacerlo crecer. Por ejemplo, si un emprendedor necesita US$ 50 mil para su proyecto, a través de una plataforma de crowdfunding distintas personas le prestan cantidades pequeñas hasta alcanzar ese monto.
Para el emprendedor significa préstamos con tasas de interés más bajas que en un banco. Si en el mercado financiero tradicional las tasas de los préstamos pueden perfectamente superar el 50% anual, vía crowdfunding suelen variar entre un 20% y un 10%. Y para quién tiene el dinero, significa una rentabilidad mayor que el 4% o 5% que se consigue en depósitos bancarios o fondos mutuos. “En muchos casos, quienes prestan dinero vía crowdfunding son conocidos del emprendedor, por lo que pueden juzgar mejor que un banco sus capacidades de pago”, dice Sherwood Neiss, analista de Crowdfunding Capital Advisors(CCA).
En esto la información es crucial. Porque quién presta su dinero lo pone en una situación más riesgosa que un depósito bancario. En un sistema que recién comienza a operar en América Latina, con plataformas como Cumplo de Chile, Afluenta de Argentina y Prestadero de México. Según Neiss, el modelo no necesariamente funciona para todo emprendedor. “Debes tener buena reputación, un negocio creíble y números que avalen lo que dices”, dice el analista de CCA. “Y no todos cuentan con esto”.
Por otra parte, si en un comienzo los bancos miraban este modelo con desconfianza, hoy lentamente se convencen de que pueden coexistir. “Hace dos años, bancos como el BBVA se preguntaban si el crowdfunding de préstamos sería una amenaza para los bancos comerciales”, dice Javier Salinas, fundador de la plataforma peruana de recompensas Kapital Zocial. “Hoy consideran que son un complemento”, agrega. Porque este tipo de mjn crowdfunding llena un vacío en el mercado, mientras convierte al emprendedor en un cliente atractivo para los bancos.
Un ejemplo es el chileno Héctor Hurtado. Hace cuatro años, los bancos le negaban el crédito a su empresa, Hurtado Bombeo de Hormigón. La razón principal: la compañía era nueva y no tenía historial crediticio. Hurtado accedió a préstamos en la plataforma Cumplo y logró resultados: pasó de dos empleados a veinte y de una máquina de bombeo de hormigón a ocho. “Ahora los bancos me ofrecen el oro y el mundo”, dice Hurtado. “Incluso el gerente de un banco me visitó en mi taller”. Hoy Hurtado paga sus primeros compromisos en Cumplo, generando con eso las confianzas para nuevos préstamos en la plataforma. Si el crowdfunding de préstamo es una apuesta en América Latina, los dados ya comenzaron a rodar.